Sesión 2. El camino a Calendia in Karalia | World Anvil
BUILD YOUR OWN WORLD Like what you see? Become the Master of your own Universe!

Remove these ads. Join the Worldbuilders Guild

Sesión 2. El camino a Calendia

Me he percatado que, para agilizar las entradas del diario, es mejor que intente tomar la perspectiva del grupo en los aspectos que me permitan hacerlo. Además, Yorbehk ha dado muestras de interés recientemente sobre el contenido de mis escritos, por lo que razón de más para comenzar a emplear el plural de manera locuaz. Tras hablar con Varian, hicimos noche en la taberna de Lothering y digo “la” porque solo hay una. El pueblo parece bastante deshabitado pese a que hayan llegado más hombres del duque.
  A la mañana siguiente, me levanté temprano para continuar mis escritos y poner en orden mis ideas respecto a mi incorporación al viaje. El primero en despertar fue Yorbehk, es un curioso enano cuya capacidad para el combate traspasa las meras apariencias. Además, su uso de la magia es poderoso, aunque carece del temple o la voluntad necesarias para controlarla y eso puede hacerle peligroso.
  Uno a uno los demás miembros del grupo fueron despertando y tuvimos unas charlas banales en lo que desayunábamos y esperábamos a Bob, el cochero. Como no aparecía, tuvimos que ir a buscarlo a su granja y tomar nosotros mismos el carro rumbo a Calendia.
  El camino a Calendia en el carro fue más relajado de lo que esperaba, Balran tomó las riendas y yo iba a su vera, de copiloto. En la parte trasera del carro, junto a los víveres, Josef amenizaba el viaje con alguna que otra canción mientras que Yorbehk le animaba a tocar más.
  Se hizo la noche y un ruido me sacó de aquel letargo. Algo nos seguía la pista en el camino y parecía ser algún tipo de bestia. Mis sospechas quedaron confirmadas cuando, esa misma noche al preparar el campamento, una jauría de diez lobos se abalanzaron sobre nuestras tiendas.
  Con gran marcialidad pudimos defendernos y, durante el combate, observé que Balran es una caja de sorpresas. Este elfo posee una conexión con la naturaleza más firme de lo que esperaba, de hecho, es capaz de materializar algún tipo de ente o espíritu natural a través de su peculiar magia y de realizar algún tipo de salto espacio-temporal a través del combate. Es realmente curioso…
  Tras descansar y sacar algunos materiales de provecho de los animales muertos, cortesía de Yorbehk, nos pusimos de vuelta cuando se hizo de día.
  Durante el camino, nos topamos con una emboscada de Alastor junto a más de una decena de hombres. El jefe bandido volvió a emplear su extraño humo para cegarnos durante el combate, pero trazamos un plan ingenioso que acabó sorprendiendo a los salteadores.
  Josef empleó una de mis cápsulas sonoras para distraer al grueso de su ejército mientras ask se encontraba en invisibilidad. Nosotros, por otro lado, nos preparamos para atacar por sorpresa. Encabezando la carga, Yorbehk y Balran, transformado en un alce, cargaron hacia el enemigo más próximo así como lo hice yo.
  El combate fue breve pero intenso, esa mañana abatí a un par de ellos. La cosa se puso fea y empezaron a acudir más bandidos que golpearon cuantiosamente a Balran, por lo que corrí a enfrentar al grueso de los salteadores para intentar proteger a mis compañeros. Tan solo recuerdo el chasquido de las espadas contra el metal y contra mi escudo de una horda de enemigos que, por una razón que luego descubrí, era más escasa de lo que esperaba. Retando a Alastor, me enfrenté a él en un arriesgado duelo que acabó con el pomo de mi espada golpeándole en la frente y noqueándolo de un golpe. Mientras que yo estaba inmerso en el duelo, Balran y Yorbehk fueron cargando y eliminando un enemigo tras otro con más agilidad de la que podía esperar en un primer momento.
  Tras el combate descubrí que Josef, muy astutamente, empleó la cobertura del humo para aparecer y desaparecer mientras conjuraba “dormir” a los enemigos. Quizás fuese eso lo que terminó de decantar la balanza a nuestro favor. Con la tranquilidad de la victoria, cargué a Alastor en el carro tras atarlo y obtuve el recipiente de aquel extraño humo que pienso investigar con profundidad cuando tenga un momento. Debo dejar de escribir ahora, pues nos encontramos entrando con la carreta a Calendia y el choque de las ruedas con los guijarros hace que mi pulso vacile.

Remove these ads. Join the Worldbuilders Guild

Comments

Please Login in order to comment!