Sesión 1. Un nuevo comienzo

Día 1-2: Un nuevo comienzo
…mis pasos me llevaron a la taberna de “El Granjero Durmiente” en Lothering. Con la muerte de mi caballo, tuve que hacer noche en la posada para poder trazar un nuevo plan. Las pistas que seguí hacia Lothering para encontrar a mis hermanos de la Orden se desvanecieron en el aire; un callejón sin salida. Por lo que, a la mañana siguiente tomé mi equipo y me preparé para el viaje a la Atalaya de Cesia, donde debería haber buscado desde un inicio.
Desayunando en la mañana me encontré con un personaje peculiar charlando con el tabernero Archibald. Por su altura y complexión parece un enano, además bebe como un cosaco. Luce una larga melena roja que culmina en un moño sostenido por dos trenzas, tiene una tez pálida decorada con dos ojos azules que inspiran determinación. Lo más característico de su rostro es, sin lugar a dudas, una cicatriz definida en vertical desde su mejilla izquierda hasta la frente.
En la otra esquina de la taberna me hallaba yo cuando, de repente, oí el suave crujido de la puerta abriéndose. Tras su umbral, descubrí un joven mediano de extravagantes ropajes calado hasta los huesos. Sus pasos chapoteaban por toda la taberna y el posadero fue rápido en ofrecerle cobijo.
No pasaron ni cinco minutos cuando otro ruido, esta vez estruendoso, me sacó de mis cavilaciones y de mi escritura. Un elfo de apariencia poco común entró a la taberna mientras cargaba del brazo a un joven.
El tabernero salió a su encuentro alarmado y resulta que se conocían, era el supuesto novio de su hija quien ahora se hallaba raptada por bandidos. Con presteza y desesperación, el tabernero comenzó a rogarnos ayuda para rescatar a su primogénita.
El primero en ofrecer su ayuda fue Josef, el mediano, quien tomó sus ropajes a medio secar para tratar de pagar una deuda moral con Archibald. Aun sabiendo que aquella empresa me alejaría de mi objetivo, decidí ofrecer mi espada para encontrar a la chica. El próximo en unirse fue Yorbehk, el enano, tomando su firme martillo entre ambas manos y situándose a la puerta. Balran, el elfo, aceptó también ayudar de buen agrado al tabernero.
Así pues, formamos un grupo de cuatro y nos dirigimos prestos a rescatar a la joven, siguiendo las indicaciones de Balran. Una vez en el lugar, nos encontramos con un par de bandidos patrullando en busca del joven herido. Yorbehck y Josef abatieron a uno en un ataque sorpresa desde la distancia, y al otro bandido lo dejamos vivir por clemencia una vez nos hubo revelado el paradero de su base.
Aquella base se encontraba entre unas cavernas siguiendo el río, trazamos un plan de ataque esperando resistencia en el lugar. Abatimos a todos los bandidos que pudimos excepto a un joven que, más tarde, liberamos. En la caverna nos encontramos con un enmascarado que lideraba a los bandidos y quien, tras una lucha rápida, huyó en barca río arriba mediante una triquiñuela. Tomamos tres prisioneros y liberamos a la joven chica, quien parecía muy afectada. Pese a que el combate no fuese como esperábamos y nuestra coordinación fuera horrible, pasamos un buen rato frente a la hoguera cenando y compartiendo un poco de nuestras historias.
A la mañana siguiente nos pusimos rumbo a Lothering, donde encontramos al duque Varian Pride gestionando la zona. Le entregamos los esclavos y recibimos una cuantiosa recompensa por acabar con los bandidos de la zona, y por entregar a la hija de Archibald con vida.
En la taberna, el duque Varian nos ofreció una misión; defender un convoy de camino a Calendia. Pese a mis reticencias iniciales, la ayuda de Varian y su influencia puede ser provechosa para encontrar a mis hermanos en Karalia ya que no tengo muchos amigos aquí. Por ello y por otras recompensas materiales, como grupo, aceptamos la misión.
Quizás me cueste un poco conectar con alguno de ellos, he pasado ya mucho tiempo viajando solo y no pensé en volver a tener compañía en un tiempo. No obstante, este grupo variopinto parece encerrar muchas sorpresas y algo dentro de mí me invita a descubrirlas.