Yhubarta

Yhubarta es todo el territorio comprendido entre el Noroeste, el Gran Desierto, el Stormarja y el Mar de Lassis.
En el sector más septentrional de la región se ubica el Gran Pantano de Fang, una enorme extensión de ciénagas y pozas de agua estancada, un sitio lúgubre e insalubre, que la mayoría de las personas evitan. En el centro del Pantano se alza un grupo de colinas muy fértiles. Sobre la más alta se ubica la peculiar ciudad de Sbéridon, habitada por una gran variedad de humanoides, si bien su gobernante es un líder humano. Sbéridon es un refugio para los perseguidos y los segregados, y sus habitantes conviven en un equilibrio frágil pero sostenido.
Al sur de Fang, la vegetación se vuelve frondosa y exhuberante, a medida que comienzan las vastas Junglas de Yhubarta, una gran selva tropical, bañada por abundantes aguas venidas de la abundante lluvia y de los afluentes al río Ubarta, tan peligrosa como hermosa. Aparte de una infinidad de animales y vegetales, algunos mucho más peligrosos que los que pueden encontrarse en bosques templados, hay diversas tribus humanoides que luchan entre sí y contra la jungla en su intento por sobrevivir. Hay rumores que corren acerca de la existencia de grandes imperios ocultos, o perdidos, en lo profundo de Yhubarta, así como de extrañas razas de humanos del tamaño de un mediano, venenos mortales, espíritus de la selva, aves de mágicos colores, tribus de hermosas mujeres guerreras, y mucho más.
Al oeste de las Junglas, hay una gran llanura bastante fértil, salpicada de poblados, ciudades estado y pequeños reinos. Las ciudades más importantes están ubicadas al paso de la Ruta del Oeste, y son Sankalas, Crises, Gattin la Espléndida, y Goubh la Temblorosa, esta última conocida por los sismos que la sacuden frecuentemente, y por su cercanía a la Gran Incisión, una gigantesca falla que según dicen, tiene más de 250 kilómetros de extensión.
Al este de las Junglas, se hallan los Yermos de la Desolación, un enorme páramo estéril donde sólo crecen arbustos raquíticos y achaparrados, dónde hasta las rocas se parten por el calor insoportable del sol, y dónde sólo con ayuda de la magia puede uno sobrevivir a la muerte de sed y de hambre. Rumores sobre la existencia de ruinas perdidas de antiguos imperios corren tanto entre los sabios como entre los aventureros, pero si bien más de una expedición fue a probar suerte, ninguna trajo noticias que confirmen esas habladurías (pero tampoco es sabio difundir que se ha encontrado un gran tesoro, si uno espera seguir buscando otros con tranquilidad).
Al sur de los Yermos pasa el río Ubarta, a través de un cañón de casi 300 kilómetros de extensión, conocido como la Garganta del Dragón. Existen historias de viajeros acerca de un curioso pueblo que vive literalmente colgado de las paredes del cañón, y que vive del constante viento que lo atraviesa.

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Camarion