Acerca de las Islas Cordero Geographic Location in Alkamas | World Anvil
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Acerca de las Islas Cordero

Me pide su majestad de los hielos eternos que le hable, con palabras quedas y llenas de color, del lugar en el que vuestros navíos y valientes hombres tratan de conquistar con hierro y sangre para postrar sus tesoros a vuestros piés. Y como negarme, como siervo vuestro, a pesar de que lo que vi no es algo que pueda ser referido fácilmente y que aún a día de hoy y tras tantos viajes no logro entender.

Bien podríamos comenzar por relataros que las Islas Cordero se encuentran al oeste del mar Erecio o como lo llaman los que moran en el continente, en el Mar de la Luna. Tal ubicación, a la cual nuestros navíos más veloces tardan varias semanas en alcanzar, ha mantenido a los Med aislados en un estadío ni demasiado avanzado, ni demasiado civilizado. Y no es de extrañar entonces, que las grandes riquezas que albergan las islas estén sin explotar, aguardando a que pueblos superiores como el nuestro, que conozcan las tecnologías apropiadas para su extracción puedan disponer de ellas. Y hay que decir, que no son pocas en cantidad o variedad, ya que en las costas podemos encontrar azogue; plata líquida nacida del llanto lunar de gran valor, acumulado en pequeñas charcas en los arrecifes, grandes depósitos de turba y carbón bajo el dosel verde de los poblados bosques o minerales valiosos como el cobre, el aceite de roca o cristales terrestres de alta pureza como los diamantes que ahora adornan vuestra nueva corona invernal.

La belleza de las Islas, sin embargo, no se haya solamente en su potencial industrial ni en los botines que depositan los corsarios en las asambleas. Las numerosas islas parecen pintadas por el propio Hacedor de Espíritus en numerosos tonos de tierra que ya dan pistas sobre su riqueza mineral, regalando la vista con extrañas arenas anaranjadas, añiles o negras y tierras fértiles y esponjosas que contrastan con la dura roca de los acantilados, que un día eran colinas de una tierra mucho mayor. Sí, estáis leyendo bien, si vuestros arcanistas no han errado en sus mediciones, las Islas Cordero fueron hace mucho una isla poco más pequeña que nuestra amada Tremeras y, en consecuencia, el lecho de sus mares está lleno de ruinas y colonias del Pueblo Hundido a las que se debe aplacar para navegar seguro por esas traicioneras costas.


Pues aunque son hermosas sus tierras y generosos sus frutos, aún atravesado el Cinturón de la Calma los arrecifes son numerosos, las corrientes engañosas y los remolinos frecuentes. Cabos sumergidos casi invisibles bajo el agua y afiladas rocas talladas por las mareas o barreras de coral vivientes de colores intensos y formas oníricas, son causa de fácil naufragio para aquellos capitanes no avezados en la navegación por esas aguas y solo los nativos se atreven a navegar con seguridad por ciertos puntos negros de la zona. Es difícil de aceptar, pero incluso nuestro navíos, que tienen no solo nombre si no también alma y vida imbuida por vuestra gracia, han llegado a tener problemas o incluso desaparecer en algunos lugares de nombres tan terribles como el abismo de Drakka, Agatoan, el mar de los ahogados o la grieta de Svens entre muchos otros. Este último emplazamiento, fue estudiado por varios transmutadores bajo el mando del mismísimo Robert Pyke y se confirmó tras varias mediciones que su profundidad alcanzaba hasta más allá de los sesenta mástiles de profundidad. Sin embargo, otros barcos como el Cantor de la Reina desaparecieron sobre la grieta sin dejar ni rastro y hasta hoy, saber qué les sucedió sigue siendo una pregunta sin respuesta que nadie parece ser capaz.

Si no lo conocéis ya por los relatos de los corsarios que pernoctan en la corte, permitidme que os hable del fenómeno más extraordinario que he visto en la mar en toda mi larga vida: El Cinturón de la Calma. A simple vista, el cinturón no es más que una conjunción de corrientes que explica la tremenda diversidad que habita en los mares de las islas. Sin embargo, barcos en manos de capitanes habilidosos han zozobrado a causa de la tremenda peligrosidad que entraña el cinturón y solo es posible acceder a las islas si se conocen bien las aguas o se atraviesan zonas concretas donde el paso es más seguro. ¿Pero qué peligro pueden entrañar unas simples corrientes para nuestros nádovas? Os preguntareis sin duda enarcando una ceja. Pues bien, el gran problema del cinturón es el fenómeno conocido como oleaje de vela según el cual, por algún motivo que escapa a nuestra comprensión, las olas en la zona toman formas de velamen cuadrado o rectangular, algo que es tan hermoso como letal, ya que las mareas y el mar de fondo son tan fuertes como para hacer naufragar barcos de todo tipo de tamaño si el timonel no es capaz de armonizar su rumbo con el ímpetu de las corrientes. Los nativos Medh y los hombres bestia Keratan, llaman al fenómeno de esta forma ya que creen que es el último regalo de su diosa antes de caer dormida. Y puede que sea cierto, ya que gracias al cinturón, las islas han permanecido ocultas a ojos ajenos hasta hace un par de décadas. Recordado sea el odiado Albor Carmesí y su tripulación por su descubrimiento de un pasaje seguro a través de esas traicioneras aguas.


Pero ya basta de hablar de los mares y sus peligros. Pues las Islas albergan en su interior una diversidad y belleza que supera incluso a la de nuestra fría tierra. Grandes masas forestales, frescos y ocultos lagos montañosos, playas de arenas de color cambiante o incluso rocas de las que surgen voces cuando sopla el viento del desconocido sur. La llegada de la industria y el comercio y el acto de claudicación de los nativos ante una posible guerra no han socavado la belleza arrebatadora de sus aguas que abarcan todas las gamas de azul e incluso verde en una zona nombrada como el lecho esmeralda. Pero no os llevéis a engaño, arcanistas mercenarios han examinado el terreno y un asentamiento del pueblo hundido impide cualquier tipo de empresa de extracción o comercio. Y ya que ha salido a colación, quisiera hablaros por último de las gentes que habitan en las islas.



Los nativos más prominentes de las islas son un pueblo conocido como los Medh, este se ha esparcido con el paso de los años a lo largo y ancho del archipiélago, asentándose en multitud de lugares distintos y usando la ciudad sagrada de Emedah como capital de las islas. Estos hombres, de piel bronceada, ojos predominantes de tono amarillo y brazos fuertes son gente pacífica y exploradora por naturaleza, llegando a encontrarse sus curc´iaps en busca de atunes más allá del cinturón. Y esto no debe sorprenderos, ya que son esas elegantes y ligeras embarcaciones, de apariencia tan frágil y primitiva, las únicas que son capaces de soportar con relativa facilidad el azote del cinturón de la calma del cual ya os he hablado un poco antes. Los Medh además son pastores ancestrales de las lanudas ovejas que proliferan por todo el archipiélago y que tiene una importancia sagrada en la fe que albergan sus corazones.


Por todo esto, puedo decir que el pueblo Medh es amante de la paz, respetuoso con las tradiciones y aun así aventurero en lo que a la navegación se refiere. Esto último lo digo tras recabar relatos acerca de naufragios de cur´ciaps en las costas del sur del continente de Alkamas o en las lejanísima islas de Hitos. Lo que significa que antiguos marineros Medh navegaron varias travesías antes de llegar a costas lejanas donde la robustez es más importante que la movilidad. Una pena que lo descubrieran demasiado tarde.


Además de los Medh, algunas islas están habitadas por Keratan hombres-bestia de estirpes aviares y marinas, lo que indica que sus ancestros llegaron de algún lugar desconocido al sur o quizás que viajaron hace mucho tiempo desde el continente de Bouda. Su actitud, como muchos otros de su especie, es bárbara y hostil hacia cualquiera que no se haya ganado su confianza e incluso los Medh tratan con ellos con cautela. No obstante, la tabula in naufragio aplicada y consignada por muchas de las facciones hacia los Medh no se aplica a los hombres bestia, y por ese mismo motivo, la esclavitud es un enemigo que han aprendido a temer y combatir en estas últimas décadas, aumentando todavía más su ya creciente hostilidad hacia los invasores.


Por último, pero no por ello menos importantes y ruego vuestro perdón porque no pude ser testigo directo si no únicamente depositario de testimonios de terceros, se encuentran tanto el Pueblo Hundido como los Kazan. Los primeros ya nos son conocidos como los hombres-bestia que moran bajo las aguas y, en este caso, se extienden en pequeñas colonias submarinas por todo el archipiélago. Sin embargo, a diferencia de los que ya conocemos, estos se han acostumbrado a recibir regalos en forma de peaje por parte de los Medh para cruzar sus aguas y aunque los navíos negros tienen peajes muy elevados ya que al parecer los hundidos odian el carbón, nuestros graciosos y elegantes almavela son observados con casi tanta deferencia como los curc´iaps de los propios Medh. Los Kazan por otra parte, son una especie reptil e inteligente que vive en las islas de las sierpes. Y que, al parecer y por fortuna para todos según palabras de los exploradores y aventureros, desconocen el arte de la navegación. Los testigos me hablaron de criaturas dos veces más altas que un hombre, cubiertas de escamas verdes o azuladas y llenas de una ira malsana que embruja las islas. Sin embargo, un estudioso de la academia me ofreció una teoría más plausible acerca de una especie muy territorial, carnívora e intrasigente a la hora de castigar a los intrusoso. Algo no muy distinto a lo que haríamos nosotros si algún sucio almanegra se colase en vuestras estancias.



Y tras esto y con vuestra venia, culmino mi escrito mi escrito acerca de las islas. Hay mucho de lo que no os he hablado en cada uno de los puntos que he tratado, como por ejemplo; las minas abandonadas del monte palosz que datan de más de un millar de años, los árboles que crecen sin suelo en medio del mar en las aguas cercanas a las islas de las sierpes, el misterio del gigantesco brazo de piedra que se puede ver a veces en las cercanías de Emedah o los pueblos más extraños como los míticos saga de piel de cordero y pies de sombra o los extrañísimos seres que a veces pescan en los abismos los navios negros y que son capaces de obligar a un hombre a quitarse la vida solo con una mirada. Sin embargo, este y otros muchos relatos son otra historia y tendrán que ser narrados en otra ocasión.

Hasta entonces, os saludo y me despido. Vuestro siervo, cronista y académico.
Bartholomaw Tarsean

Tipo
Archipelago

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