Casa de Ambargris
Mi casa es amplia, suculenta, decadente y digna de la más alta aristocracia. Mi casa no tiene puertas, es un espacio amplio perfecto para fiestas y reuniones con los amigos. Después de todo tengo que mantener una reputación.
Mi casa está habitada por Ambar, el espíritu de todos aquellos vance que han pasado por la casa. El espíritu se manifiesta en forma de mujer mayor, de unos 60 años, que requiere conocimientos escritos para alimentarse.
Dos de los cuartos de mi casa están repletos de libros que ha devorado en algún momento Ambar. Mi casa requiere atención contínua así que pago semanalmente a una librería cercana para que me traiga libros antiguos y revistas. Como muestra de agradecimiento, Ambar cuida de la casa y de sus secretos, y por supuesto vela por las noches para que ningún espíritu maligno se apodere de mi cuerpo.
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