Crónicas de la llama eterna

El libro de las Crónicas de la llama eterna son un compendio de las letras que el explorador Charles Taylor le enviaba a su hermano pequeño Aaron Taylor mientras exploraba el mundo buscando una forma de acceder a La Gran Montaña Verde. Su obsesión fue tal que cuando creyó encontrar una forma de entrar, ya era demasiado viejo para intentarlo y sus lesiones con criaturas legendarias, como el Ijirmilat, le habían provocado.
Confiando en el amor que compartía con su hermano por la gran montaña, le envió los materiales que había recolectado a lo largo del mundo y los planos para construir la Luz Real. Aaron Taylor era 5 años más joven y era conocido por ser ya un cazador experto en una de las villas que se encontraban a las afueras de un bosque del pie de la montaña. Por lo que contaron los hijos a los investigadore que años más tarde publicarían las historias en este documento que luego se convirtió en un libro de cuentos, su padre había conseguido hacer funcionar el artilugio, que emitía una luz azul. Les convenció de que le permitieran ir a La Gran Montaña Verde para probar el regalo de su hermano. Antes de irse le envió una carta a Charles Taylor quién murió antes de poder leerla. Aaron Taylor tampoco volvió a casa.