General
El Yomi, el inframundo o la tierra de los muertos, conocido por muchos nombres, este plano de la existencia se encuentra oculto en algún lugar bajo tierra, donde los vivos no pueden, o más bien no deben llegar, y es a donde todos los muertos van al morir. Tiene varios niveles y es gobernado por la diosa primordial Izanami, exesposa del dios creador Izanagi gobernante del Ashihara.
La tierra de los muertos no es ningún paraíso, pero tampoco entra tan llanamente en lo que uno consideraría un infierno, o bueno, depende de la concepción de cada uno acerca del concepto. El Yomi no es solo donde las almas van a ser castigadas por sus acciones en la tierra, sino que también es en donde se preparan estas mismas para ser enviadas de vuelta a una nueva vida.
Sin embargo, existe una excepción a este fin, si uno llegase a consumir un poco de la deliciosa y atractiva comida del Yomi estará condenado a habitar el paraje por el resto de la eternidad, en una larga existencia carente de propósito, gris y oscura, muchas veces resultante en el olvido y la pérdida del raciocinio; esto independiente del su accionar en su última vida. Estas almas atrapadas vagan por los prados desolados del Yomi sin rumbo, sin hablar, sin ningún deseo o apego, sin dolor ni felicidad.
Izanami e Izanagi
Los dos dioses primordiales alguna vez convivieron juntos siendo marido y mujer; sin embargo, esto llego a su fin tras el trágico fallecimiento de la diosa Izanami durante el parto de Kagutsuchi quien la quemo accidentalmente, Izanagi envuelto en furia asesinó a Kagutsuchi en el momento y fue al Yomi en busca de su fallecida esposa.
Una vez la encontró le pidió que regresara con él al Ashihara, pero esta le respondió que ya era imposible regresar, ya que había consumido alimentos del Yomi, pero que intentaría convencer a los jueces que la dejaran salir, mientras eso ocurría Inzanami le pidió a su esposo que esperara afuera.
Tras esperar y esperar, Izanagi se impacientó y entro al Yomi a pesar del deseo de su esposa, al romper una de las reglas del Yomi se terminó encontrando con el cadáver de su esposa descompuesto y ella horrorizada se enfureció, mando a los ejércitos del inframundo tras su esposo quien consiguió escapar y deshizo su matrimonio.
Luego, cuando Izanagi salió y tomo un baño para limpiarse las impurezas del Yomi se sorprendió al darse cuenta de que de sus lágrimas y sus mocos nacieron tres dioses hermanos, Amaterasu, Tsukuyomi y Susanoo.
Karma, olvido y reencarnación
Las acciones de uno en la vida traerán consecuencias tanto en vida como en la muerte. Todas las almas pasan por un juicio donde se procesan todas las decisiones tomadas; los antecedentes no se reducen solo acciones, sino que también a palabras y pensamientos. Supuestamente en el Yomi hay diez jueces que se encargan de compensar distintos “pecados”. El resultado de esto acabará en una condena que durara una cantidad definida de días, meses e incluso años en donde el alma deberá pasar por distintas penurias asociadas a los crímenes que cometió en vida.
El karma es una energía abstracta o ley natural (así como la gravedad) de la retribución creada a partir del accionar de las personas. Está severamente ligada al ciclo de causa y efecto y cada una de las sucesivas reencarnaciones del alma está condicionada por los actos de vidas anteriores.
Una vez terminada la penitencia, si el alma se arrepiente de sus acciones (algo que ocurre en la mayoría de los casos) entonces será enviada con Lady Meng, quien le dará el té de los cinco sabores, brebaje que producirá una amnesia total y no tiene cura, esto con el fin de que alma, ya limpia de pecado, comience desde cero sin recordar sus vidas pasadas ni vivencias en el Yomi, quizá para mejor. Algunos consiguen engañar el sistema bebiendo solo un poco del té, esto hará que el individuo pueda rememorar vivencias pasadas durante los sueños y la infancia. Lo único que permanece en el ciclo de las reencarnaciones es el karma.
Si bien queda un registro de todo lo experimentado en el alma, este está completamente bloqueado y solo se puede acceder a él a través de conseguir la iluminación, ya que esta permitirá revivir la penitencia del Yomi sin sufrimientos.
Uno puede reencarnar en muchas entidades, entre ellas podemos encontrar: Espíritus, deidades, humanoides, demonios, semidioses y animales. Esto depende del juicio dado por los diez jueces.
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