Los Kendra

Tras los Diez Siglos por el Poder, los Dróreas -anexión de dos de los tres pueblos que formaron parte de la guerra- lograron la victoria, consiguiendo el dominio de la Llanura de Hygora, codiciada por la gran fuente de Poder que suponía. Sin embargo, con el paso de los años, su armonía comenzaría a quebrarse. Su ejército se había estancado, los Dróreas se habían centrado demasiado en mejorar su sociedad y sus formas de vida y habían descuidado las artes del combate. Apenas algunos grupos esparcidos se atrevían a amenazar la imbatible seguridad de la llanura, y pronto las aldeas pasaron de ser bastiones a ciudades en sí mismas.
A su alrededor surgieron los Kendra, un conglomerado de pueblos que vislumbraban desde lejos el egoísmo de los Dróreas, que guardaban toda aquella energía para ellos y se negaban a compartirla con los forasteros. Y cuando fueron suficientes, cuando tuvieron la certeza de ser imbatibles, comenzó la guerra, y la marea Kendra arrasó con la Llanura de Hygora. Las ciudades, en lugar de ser ocupadas, fueron calcinadas y desvalijadas, abandonándolas como asentamientos destruidos de lo que una vez fue la más grande población de precursores. La llanura ardió por completo, y el flujo de energía que tanto habían enriquecido los Dróreas fue deteriorándose lentamente hasta sucumbir a la crueldad de los bárbaros. Los pocos habitantes que consiguieron huir antes de ser brutalmente asesinados, se refugiaron en el interior de la Montaña Aldaria, allí consiguieron esconderse del vendaval Kendra hasta que éste se dispersó.
Han pasado milenios desde que se desvanecieron, permaneciendo en el recuerdo de los aldróreos como una pesadilla, como el mal encarnado en una nación. Sin embargo, los Kendra jamás se fueron. Viven entre los habitantes de Urbs Portarentis, tienen oídos en cada metro de la ciudad y esperan el momento oportuno para acabar con el genicidio que comenzaron. Habitaron las cavernas por las que fluía el Poder bajo la Llanura, antes de que ellos destruyeran el flujo, y aguardan en las sombras para regresar.