Coenobiorum

Los Coenobiora son imponentes naves espaciales que hacen las veces de monasterios de diferentes órdenes monásticas, utilizadas para el transporte público (y más seguro que el transporte privado) a través del Empíreo.

Estructura de los Coenobiora

Buscando imitar a los Monasterios terrestres, los Coenobiora son construidos alrededor de un claustro central, normalmente de tres pisos, que permite acceso a las diferentes áreas de la estructura, además de una zona ámplia que permite pasar el "tiempo" que dure el viaje (el cual, si bien no presentará efectos biológicos, psicológicamente puede sentirse como días, o incluso meses).
A pesar de su tamaño, su construcción es relativamente rápida, pocas veces llevando más de una década desde el inicio del proyecto de construcción hasta el primer viaje (aunque en ocasiones la finalización definitiva externa e interna del Coenobiorum no se da hasta mucho tiempo después). Esto es gracias, en parte, a que son construidos exclusivamente en el espacio, y a que la mayor parte de las piezas vienen de naves donadas, por lo que la construcción es prácticamente modular.
Suelen estar divididos en pisos: los más pequeños suelen tener tres, pero el Gran Coenobiorum Benedictino Solar tiene diez pisos.

Los pisos inferiores están destinados al mantenimiento de máquinas, la seguridad respecto a los peligros externos, el almacenamiento y transporte de las naves de quienes viajan en él, la creación de alimentos, etc.

Los pisos intermedios están destinados a la hospedería: los viajantes que aprovechan el recorrido del Coenobiorum para acceder de un lugar de la Creación a otro, cuya estancia en el Coenobiorum es temporal.

Los pisos superiores están destinados a las dependencias monásticas (refrectorios, dormitorios, oratorios, locutorios, bibliotecas privadas, archivos abadeses o priorales, etc), a la sala de pilotaje (y las dependencias de los Punicios, demás de los Ostiarios, y Philípides, si los hay), además del resto de estancias administrativas y de gobierno de la nave.

Viajes a través del Empíreo

Los viajes a través del Empíreo están completamente separados de las fibras del espaciotiempo: cuando algo o alguien accede a una Grieta, empíricamente no percibe moción alguna en el espaciotiempo, pero psicológicamente se percibe todo el viaje. Esto es un problema para los viajes más largos, que pueden llegar a durar meses o años, pues una persona puede percibir que el tiempo pasa en su interior sin que pase a su alrededor.
Además, el viaje a través del Empíreo es dificultoso: el Bajo Empíreo, el más directo para viajar, se ve constantemente azotado por distorsiones que pueden destrozar todo aquello material con lo que se encuentran, además de las legiones de demonios que se encuentran en el plano, solo evitables a través de carismas, oración, y milagros.
Así, si bien está permitido viajar de forma privada a través del Empíreo (y, en ocasiones, es lo más rápido y eficiente), los Coenobiorum se establecieron para juntar en un mismo lugar suficientes Carismáticos y contemplativos, con Punicios experimentados en recorridos concretos, permitiendo así viajes relativamente seguros para muchas personas cada vez.

Vida en comunidad, y Vida en el Empíreo

Desde el Neanísmo, la vida en las comunidades monásticas fue modificada para adaptarse a la creciente longitud de la vida humana, sin demasiados problemas una vez la tensión social fue apagándose.
Sin embargo, las comunidades que mantienen y residen en un Coenobiorum no solo sufren el Neanísmo, sino que, además, permanenen largas temporadas de tiempo subjetivo dentro del Empíreo, por lo que si un monje sano común puede morir por edad a partir de los 200 años, desde su perspectiva posiblemente habrá vivido incluso más siglos: si objetivamente un viaje a través del Empíreo es instantáneo, subjetivamente puede durar meses, con lo que un viaje de ida y vuelta puede notarse como más de un año sin haber envejecido un solo segundo.
Los viajeros evitan esto gracias al uso de fármacos adormecedores, cámaras de simulación de vacío, y la realización de viajes largos esporádicos, pero los Coenobitas no tienen esos privilegios: aun viajando solos, deben encargarse del Coenobiorum, llevar a cabo sus tareas, asistir a sus oraciones, corregir el rumbo según indique el Punicio, etc.
Esto conlleva a que, para ser asignado a un Coenobiorum como Coenobita novicio, un postulante deba someterse a un intensísimo entrenamiento psicológico y espiritual, riguroso hasta el punto de que no todos los que se someten a él, y, los que lo hacen, no lo hacen siempre en un estado de cordura aceptable.
Este entrenamiento, que suele durar años, consiste en la simulación de diferentes escenarios (desde la privación total de sus órganos sensitivos hasta la sobreexcitación de estos), que deben llegar a aguantar incluso bajo diferentes torturas sin inmutarse como prerrequisito mínimo para que el Abad Coenobítico (o la Abadesa Coenobítica) los considere aptos para el noviciado.
Sin embargo, si son capaces de aguantar el postulantado y el noviciado, su posición final, aunque no es segura, es privilegiada dentro del Imperio: no se someten a ninguna autoridad salvo la del Pontifex romano (véase el caso de la Guerra Decadente, una serie de batallas entre el Coenobiorum Cadentia y el Inquisidor Sulla por un conflicto de poderes, fenómeno que no habría podido darse con prácticamente ninguna otra organización imperial o eclesial), mantienen un código propio de leyes, reciben indulgencias propias, y son uno de los estados eclesiásticos con mayor honor, incluso entre los religiosos.
Un Coenobita solemne que, habiendo servido en la Coenobiorum de su orden encuentre dificultades para mantenerse en un estado apropiado puede solicitar en cualquier caso un retorno al Empírico, pudiendo elegir sin consecuencias cualquier monasterio de su orden para hospedarse.

Tipo

Military, Base