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Los guijarros eriales

Creado por Santiago Álvarez

Hace ya muchos eones, cuando la Gran Guerra Divina llegó a su fin, el Plano elemental de Tierra  retumbaba con los lamentos enfurecidos de sus habitantes huérfanos que buscaban desesperados una voz de consuelo que solo podía ser hallada en la boca del forjador , la única figura paterna que les quedaba, pero sus plegarias no encontraron nada mas que un profundo silencio. Los más sabios entre los elementales entendieron que ellos no eran los únicos a los que acechaba el dolor y respetaron el duelo de un padre que sufría la pérdida de su único hijo, sin embargo, los más coléricos, abrumados por la muerte de Caeven , se sintieron abandonados y se sumieron en un frenesí de venganza, declarándose en rebeldía contra Kefhos , que según ellos, había dado la espalda a la creación de su hijo.

Esta es la historia de los guijarros eriales, una antigua organización que juró dedicarse hasta sus últimos ciclos ha encontrar la vindicta por la muerte del dios de la tierra y que es contada por el Clero del dios de los enanos como una advertencia de las consecuencias que puede acarrear desviarse del camino y perderse en los principios de la fe, no siendo los únicos que difunden la historia, pues los seguidores de Nancrix la usan como recordatorio para aquellos que osan enfrentarse a la diosa del asesinato.

Historia

Muchos entre los inmortales de tierra recuerdan con furia el ciclo aquel en el que el corazón de Caeven saboreo el frío acero de la hoja de Nancrix, cobardemente oculta en las sombras para poder dar la estocada que terminaría con la vida de su señor. La ira de pensar en un acto tan ruin se intensificó con el sinsabor de saber, que de haber sido un combate honorable frente a frente, el puño pétreo habría aplastado con facilidad a su enemiga y se habría impuesto victorioso ante los primordiales. Pero los “hubiera sido” no escriben la historia, las tumbas de la Gran Guerra Divina , se cubrieron por una sombra de un nuevo habitante que impuso su dominio sobre la tierra y mientras muchos lloraban, otros se alzaron en armas durante siglos, pero la ferocidad se convirtió en locura, la valentía se transformó en temeridad y los medios primaron sobre la finalidad, causa suficiente para que los honorables Enanos al igual que su señor dieran también la espalda a una orden desenfrenada que donde no encontraba aliados, solo veía enemigos.

Incontables fueron los enfrentamientos entre elementales y demonios, que alimentaron el apetito insaciable de la diosa del asesinato que dichosa no se negó a participar en lo que para ella era un tributo a su dogma, “muerte y destruccion”, solo encontrando esto en su empresa que valerosa se atrevía a entrar en el plano de las sombras en busca de venganza.

Ocurrieron pocos combates en los que la piedra chocó contra el metal en lo que muchos nativos del plano de la tierra han llamado “la guerras de la vergüenza”, pues esto es lo que sienten al escuchar las historias de los actos con los que unos pocos ensuciaron el nombre de sus razas. solo tres batallas fueron desatadas en las que elementales intentaron someter a los Enanos siempre firmes y mucho más numerosos, convencidos de que con su fuerza podrían vengar la muerte de Caeven , pero sin contar con que El forjador , aunque movido por sus motivos, veía con muy malos ojos su actuar y fue solo hasta que la inmensa minoría de sus nietos elementales comenzaron un movimiento bélico contra el resto de sus hijos, que El Cráneo Fulminante cayó con furia y termino lo que ni siquiera había empezado.

Metafórico o no, por martillo o por puñal, el final de la historia varía según quien la cuente, conservando únicamente la tragedia en su narración. Quienes entre risas maquiavélicas enaltecen el poder de su señora, describen como aquellos que osaron comparar su habilidad perdieron la vida de la misma manera que el dios de la tierra, muriendo uno a uno sin poder ver a los ojos a su enemigo, pero sabiendo muy bien quien los estaba acabando. La segunda versión, que es contada en las profundidades de las cámaras donde se forja el carácter de los paladines, no es impartida como una victoria de la cual hay que sentirse orgulloso, pues no deja de ser nada más que una tragedia familiar en la que unos pocos perdieron el horizonte y obligaron al dios Kefhos a salir de sus palacios subterráneos y dar por terminada la refriega con sus propias manos.

Sobrevivientes o desterrados, algunos pocos miembros de los guijarros eriales aún disfrutan de la inmortalidad con la que fueron creados, arrepentidos de su obrar en el pasado y guardando un voto de silencio eterno, muchos han retomado el camino y sirven para enmendar sus errores, otros, escapando de los oídos de sus hermanos, esperan el momento justo, pues lo que en la roca es labrado, será destruido, pero jamás olvidado.

Lo que en la roca es labrado, será destruido, pero jamás olvidado

Tipo
Religious, Sect
Deities

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Author's Notes

Articulo usado originalmente para el Summer Camp 2021, en el prompt #17  A religious order founded or based in your world history


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