Sangre Roja

Este artículo se refiere a los Sangre Roja originales, de los que supuestamente descienden los Mestizos, así como a los orígenes de esta raza. Para leer sobre los Sangre Roja en el sentido más habitual del término, dirígete al link anterior.

Los seguidores del Señor del Sol afirman que los Sangre Roja llegaron entre humo y ceniza, y trajeron consigo la muerte y la catástrofe. En la antigua Eoina se cree que provienen de un portal a los infiernos para llenar el mundo de fuego y sangre. El Culto Imperial enseña que, tras castigar a la Humanidad por sus pecados, los Cielos se abrieron con una brillante luz roja y los Otros llegaron, marcados como animales, para servir a los Hijos del Cielo. Fueron los primeros pueblos en entrar en contacto con los Rojos.

Hay quien afirma que los Otros, con sus rasgos de animales y su extraña sangre roja, vivieron en paz en las Islas Libres durante años antes de la catástrofe que los expulsó de allí. Otros creen que esa catástrofe coincidió con su llegada, y que la presencia de Sangres Roja en el archipiélago es mucho más moderna. En cualquier caso, la mayoría de pueblos coinciden en que vinieron del sur, en que su sangre era roja como la lava brillante de los volcanes, en su poderosa magia que no se parecía a ninguna otra que se conociera y en sus pelajes, garras, dientes, ojos, plumas, colas y alas. Mitad hombres, mitad bestias, invasores o refugiados, llegaron a Dayrd y lo cambiaron para siempre.

Las historias de los Rojos nunca se han escuchado.

En cualquier caso, los primeros Sangre Roja, aquellos que verdaderamente podían llamarse así, perdieron su hogar, si es que tenían uno antes de su aparición, y se dispersaron rápidamente por todo Dayrd. Algunos buscaron nuevas tierras en las que establecerse, pero el mundo ya estaba ocupado y se les expulsó o empujó a los rincones más inhóspitos. Conformaron tribus del desierto y pueblos que pronto fueron arrasados o asimilados. Los que adoptaron otras culturas pronto se vieron relegados a ciudadanos de segunda clase, encerrados en sus barrios propios, privados de derechos y empleados en los trabajos más duros por escasa paga. Otros, menos afortunados, cayeron en manos de esclavistas. Aquellos más acuáticos prefirieron permanecer en las Islas de las que habían venido. Algunos se hicieron nómadas. De otros nunca más se supo.

Con los años, el inevitable mestizaje comenzó a tener lugar. Y si bien los nativos de Dayrd se habían mostrado al principio curiosos ante los misteriosos poderes de los recién llegados, que parecían manipular energía pura, pronto se dieron cuenta de lo que muchos llamaron una maldición: Cuando la Sangre Roja entra en tu árbol genealógico, nunca sale. Una larga línea de orgullosos magos de combate verían su linaje interrumpido y sustituido por el Rojo. Descubrirían horrorizados que, sin importar cuántas generaciones pasaran, los descendientes de un Otro siempre serían Otros. Esto promovió las medidas más restrictivas, la prohibición del mestizaje en muchos lugares, e incluso la experimentación y la castración forzosa de Sangre Roja. Nadie quería contaminar su linaje. Se los forzó a vivir en barrios cerrados y al ostracismo social.

Pero no sirvió de mucho. No podía detenerse el mestizaje. La sangre azul y la sangre roja se mezclaron, y la pureza de estos últimos se perdió. Muy pocos quedan hoy, en comunidades alejadas de cualquier civilización, que puedan hacerse llamar Rojos Sangrepura. Esto ha diluido los rasgos animales de los Sangre Violeta de hoy en día. Se dice que un Pájaro Rojo de los primeros días podía volar y cazar con los halcones; la mayoría de los actuales apenas si conservan, según el nivel de pureza de su sangre, garras, plumas u ojos de ave.

La mayoría de la población llana de Dayrd sigue llamándolos Sangre Roja por simplicidad. Sangre Violeta es un término más común en entornos cultos.